El eclipse (del griego Έκλειψις, Ekleipsis, que quiere decir ‘desaparición’, ‘abandono’) es un hecho en el que la luz procedente de un cuerpo celeste es bloqueada por otro, normalmente llamado cuerpo eclipsante.1 Existen eclipses del Sol y de la Luna, que ocurren solamente cuando el Sol y la Luna se alinean con la Tierra de una manera determinada. Esto sucede durante algunas lunas nuevas ylunas llenas.
Sin embargo, también pueden ocurrir eclipses fuera del sistema Tierra-Luna. Por ejemplo, cuando la sombra de un satélite toca la superficie de un planeta, cuando un satélite pasa por la sombra de un planeta o cuando un satélite proyecta su sombra sobre otro satélite.
Un eclipse, al igual que los tránsitos y las ocultaciones, es un tipo de sizigia.
Los eclipses del sistema Tierra-Luna solo pueden ocurrir cuando el Sol, la Tierra y la Luna se encuentran alineados. Estos eclipses se dividen en dos grupos:
- Eclipse lunar. La Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, oscureciendo a esta última. La Luna entra en la zona de sombra de la Tierra. Esto solo puede ocurrir en luna llena. Los eclipses lunares se dividen a su vez en totales, parciales y penumbrales, dependiendo de si la Luna pasa en su totalidad o en parte por el cono de sombra proyectado por la Tierra, o si únicamente lo hace por la zona de penumbra.
- Eclipse solar. La Luna oscurece el Sol, interponiéndose entre él y la Tierra. Esto solo puede pasar en luna nueva. Los eclipses solares se dividen a su vez en totales, parciales y anulares.
Para que ocurra esta alineación, es imprescindible que la Luna se encuentre en fase llena o nueva. Así y todo, como el plano de traslación de la Luna alrededor de la Tierra está inclinado unos 5° respecto a la eclíptica, no siempre que hay luna llena o luna nueva se produce un eclipse. A veces la Luna pasa por encima o debajo de la sombra terrestre, por lo que no se produce eclipse lunar, mientras que al encontrarse en el punto opuesto de la órbita, la sombra que proyecta pasa por encima o debajo de la Tierra. Con todo, cuando la luna llena o nueva ocurre suficientemente cerca del nodo —es decir, cerca de la intersección del plano de translación de la luna con la eclíptica—, se produce un eclipse solar o lunar, respectivamente.
Cuando el mundo aun no existía, el Sol y la Luna ya se amaban.
El universo decidió que el Sol iluminaría el día y la Luna alumbraría la noche,
siendo así, estarían obligados a vivir separados.
Condenados a amarse en soledad y silencio, a pesar de su brillo sobrenatural:
- Tú, Luna, iluminarás las noches frías y calientes, encantarás a los enamorados y serás
frecuentemente protagonista de hermosas poesías.
- En cuanto a ti, Rey Sol, sustentarás ese título porque serás el más importante de los astros,
iluminarás la tierra durante el día, proporcionaras calor y alimento al ser humano, y tu simple
presencia hará a las personas más felices.
La luna se nubló de pena, y tan triste y solitaria la vieron los astros,
que miles de estrellas decidieron acompañarla cada noche en su destino.
Aún hoy, ambos viven así... separados.
El Sol finge que es feliz y arde de pasión por la Luna,
mientras ella sobrevive tristemente en las tinieblas de su añoranza.
Tanto llora, que hasta cambia de tamaño. Los hombres intentan constantemente conquistarla
y aunque algunos han llegado incluso hasta ella, la luna no es para nadie.
Pero sucede que Dios, en su infinita misericordia, decidió que ningún amor en este mundo fuese
del todo imposible, siquiera el de ellos… y fue entonces que Él creó el eclipse.