¿Que pasara si deja de consumir azúcar durante un año?



Se denomina azúcar a la sacarosa, cuya fórmula química es C12H22O11, también llamada «azúcar común» o «azúcar de mesa». La sacarosa es un disacárido formado por una molécula de glucosa y una de fructosa, que se obtiene principalmente de la caña de azúcar o de la remolacha.

En ámbitos industriales se usa la palabra azúcar (en masculino o femenino) o azúcares (en masculino) para designar los diferentes monosacáridos y disacáridos, que generalmente tienen sabor dulce, aunque por extensión se refiere a todos los hidratos de carbono.

El azúcar puede formar caramelo al calentarse por encima de su punto de descomposición (reacción de caramelización). Si se calienta por encima de 145 °C en presencia de compuestos amino, derivados por ejemplo de proteínas, tiene lugar el complejo sistema de reacciones de Maillard, que genera colores, olores y sabores generalmente apetecibles, y también pequeñas cantidades de compuestos indeseables.

El azúcar es una importante fuente de calorías en la dieta alimenticia moderna, pero es frecuentemente asociada a calorías vacías, debido a la completa ausencia de vitaminas y minerales.

Érase una vez una época en la que yo era sana o al menos pensaba que lo era. 
Naturalmente me faltaba la energía suficiente para terminar con el día, pero con todos los anuncios en la televisión promocionando bebidas energéticas para las masas cansadas de los Estados Unidos, siempre asumí que yo no era la única que sufría. Y, por supuesto, todo el mundo en mi familia temía las temporadas de resfriados y gripe, pero también pensé que al llegar enero, todas las personas desarrollan algún grado de enfermedad. 




Al menos eso es lo que pensaba hasta que empece a escuchar nueva información inquietante, sobre los efectos del azúcar. Según varios expertos, el azúcar es lo que está causando que muchos estadounidenses tengan sobrepeso y enfermedades. Cuanto más pensaba en ello, esta nueva información empezó a tener sentido para mí, un montón de sentido. Uno de cada siete estadounidenses tiene síndrome metabólico. 

Uno de cada tres estadounidenses es obeso. La tasa de diabetes se ha disparado y las enfermedades cardiovasculares son la causa de mortalidad número uno de Estados Unidos. Según esta teoría, todas estas enfermedades y muchas otras se pueden asociar con la presencia de este gran tóxico en nuestra dieta … el azúcar. Una idea brillante Tomé todo este conocimiento recién descubierto y formulé una idea. 


Quería ver cuan difícil sería para nuestra familia mi marido, nuestras dos hijas (de 6 y 11) y yo  pasar todo un año sin consumir alimentos con azúcar añadido. Cortamos de nuestra dieta cualquier alimento con azúcar añadido, ya fuera azúcar de mesa, miel, melaza, jarabe de maple, agave o jugo de frutas. También se excluyó cualquier cosa hecha con edulcolorantes o alcoholes de azúcar. 

A menos que la dulzura fuese original en el alimento (por ejemplo, una pieza de fruta), no lo comeríamos. Una vez que empezamos a buscar, encontramos el azúcar en los lugares más increíbles: tortillas, salchichas, caldo de pollo, ensaladas preparadas, fiambres, galletas, mayonesa, tocino, pan, e incluso en fórmula para bebés. ¿Por qué añadir toda esta azúcar? 


Para hacer estos artículos más agradables al paladar, preservar por más tiempo los alimentos, y abaratar la producción de alimentos empacados. Durante nuestro año de NO azúcar, una de las reglas era que como familia, podríamos tener al mes, un postre con contenido de azúcar y si era el cumpleaños de alguno de los miembros de la familia, este lo podía elegir. Por ahí de Septiembre ya notamos nuestros paladares cambiados y poco a poco, empezamos a disfrutar menos de nuestro postre mensual. 


Hoy en día, habiendo pasado ese año, la forma en que comemos es muy diferente. Apreciamos el azúcar en cantidades drasticamente más pequeñas, lo evitamos en los alimentos diarios (en el que no debería estar en primer lugar), y guardamos el postre para momentos muy particulares. Mi cuerpo parece estar dándome las gracias por ello. No me preocupo por quedarme sin energía. Y cuando aparece la temporada de gripe, ya no siento la necesidad de esconderme con mis hijas debajo de la cama. Si nos enfermamos sabemos que nuestros organismos están mejor equipados para luchar, nos enfermamos menos y nos recuperamos más rápidamente. Para mi sorpresa, después de nuestro año sin azúcar, todos nos sentimos más sanos y fuertes. Y eso no es nada despreciable.